La semana pasada, en la conferencia The United State of Women Summit, fui parte de un grupo de 5000 individuos dedicados a defender a otros en su comunidad y a provocar cambios en ella. Me sentí honrada de haber sido invitada a formar parte de este fascinante grupo de ciudadanos reunidos allí por el Consejo de la Casa Blanca sobre Mujeres y Niñas y por La Primera Dama con el fin de reevaluar lo que se ha logrado y lo que todavía queda por hacer por las mujeres y las niñas. Al final del día la muchedumbre estalló en un gran alboroto cuando Oprah Winfrey exclamó, “¡Hola a todos!”. Todos habíamos estado esperando ansiosamente la sesión de preguntas y respuestas que Oprah tendría con Michelle Obama, la anfitriona de nuestra conferencia.
Michelle Obama habló de muchas cosas: del valor personal, de como nos definimos nosotros mismos y de como lidear con la crítica. Michelle Obama habló de sus prioridades y lo que ella valora más en su vida. De todo lo que habló y compartió con nosotros, una frase se me quedó grabada en mi mente. Cuando Oprah le preguntó que era lo que la había hecho sentir más orgullosa en todos los años que había vivido en La Casa Blanca y ella le contestó, “mis hijas”. Luego finalizó la conversación diciendo que ahora podría “…respirar y suspirar con tranquilidad de que no fracasé con mis hijas.”
Como experta en la crianza de los niños, esas son frases que escucho muy a menudo: “Lina, ¿estaré confundiendo a mis hijos, o fracasando como madre?”. Ahora estaba escuchando las mismas frases de una madre que muchos de nosotros pensaríamos que tuviera todo bajo control. Es la esposa del Presidente de los Estados Unidos, y en casi todo lo que podemos ver y leemos, es una mujer que ha sabido escoger lo mejor para sus hijas. Pero nuestra Primera Dama, como muchos de ustedes que están leyendo esto, desde el momento en que las niñas fueron a la escuela por primera vez protegidas por el Servicio Secreto hasta el momento de la graduación de secundaria de su hija, siempre se preocupó de como evitar “arruinarles la vida” a sus hijas. ¡Esto me encanta!
Fue uno de esos momentos en los que decimos “yo también”. Las ocasiones en las que decimos “yo también” son momentos importantes y siempre les digo a los padres con los que trabajo que deben estar muy conscientes de ellos. Son los momentos en los que nos miramos y compartimos los mismos problemas como seres humanos. La Primera Dama tuvo uno de esos momentos de “yo también” con el resto de los participantes de la conferencia. En ese momento pensé que ella no las “había confundido” sino que había expresado aspectos de su personalidad que, según expertos en el desarrolllo de los niños y sicoterapeutas, ayudan a criar hijos que tienen éxito en la vida. A continuación les doy algunos consejos para no confundir a sus hijos.
SEA LA BASE DE SEGURIDAD
Nosotros somos los que les indicamos a nuestros hijos lo que es seguro o no. Como padres, la primera vez que esto ocurre es cuando, al ir a explorar o examinar algo, los pequeños nos miran de vez en cuando buscando nuestra aprobación. Los niños continúan haiendo esto hasta la adolescencia. A medida que crecen esta búqueda de aprobación va cambiando de acuerdo a la complejidad de la edad. Para asegurarse de que usted es una base de seguridad para ellos, trate de entender su propio pasado y cómo el pasado afecta su presente y las respuestas a sus preguntas de madre se perfilarán. Los últimos estudios en la nuerociencia indican que todos los niños prosperan cuando los padres entienden su pasado y el efecto que tiene en su presente. El modelo más importante que tenemos los padres para criar a nuestros hijos es la manera en que nos criaron a nosotros y también la forma en que los que formaron parte de nuestro desarrollo (maestros, entrenadores, mentores) se relacionaron con nosotros. Si usted reconoce que hay aspectos de su pasado que usted es incapaz de procesar o comprender, o que usted está intentando evitar o no repetir y no lo logra, entonces busque ayuda. Preocúpese por usted, ya sea apartando tiempo personal, cuidando su salud, dedicándose a sus relaciones íntimas o a su espiritualidad. Todos estos aspectos son esenciales si queremos ser una base de seguridad para nuestros hijos. Es lo que escuchamos en los aviones cuando nos dicen que en caso de emergencia nos pongamos nosotros “la careta de oxígeno primero”. Si no estamos respirando no podemos ayudar a nuestros hijos. Por último, para ser una base de seguridad, debemos enseñar y ser un ejemplo para nuestros hijos en vez de castigarlos, debemos comunicarnos con ellos y amarlos en vez de rechazarlos, y debemos estar presentes en vez de obsequiarles regalos.
DEDIQUESE A SU INTELIGENCIA EMOCIONAL E INSTRUYA A SUS HIJOS
Ser inteligente emocionalmente es el proceso de poder sentir un sentimiento, tolerar el sentimiento y recuperarnos de ese sentimiento. Piense por un momento, ¿hay sentimientos que evita? ¿Cómo los evita? Debemos poder sentir TODOS los sentimientos. Si hay uno que usted suele evitar (ej. la rabia, la tristeza, el miedo), probablemente ese sea el que usted le pida a su hijo que no sienta o exprese porque usted se siente incómoda con esa emoción. Casi siempre es un sentimiento que hemos experimentado en nuestra niñez y que lo denominamos un “mal comportamiento”. Esta es la primera intervención cuando tengo consultas con los padres.
Sea honesto y vulnerable con sus sentimientos y hágalo de una forma apropiada para la edad de su hijo. Es saludable expresarle a sus hijos como se siente. Por ejemplo, “mamá está muy alterada ahora y en unos minutos ella regresará para hablarte con más calma.” Esta es una manera ideal de que su hijo sea testigo de cómo el que lo cuidamaneja sus emociones. Repare esos momentos en que pierde su estado emocional y actúa con poca gracia frente a sus hijos. Acostúmbrese a pedir perdón cuando cometa un error debido a su estado emocional. De esta manera matará dos pájaros de un tiro. Le sirve de ejemplo a su hijo de cómo pedir perdón y le permitirá a su hijo darse cuenta de que usted, la persona más importante en su vida, lo quiere y lo valora lo suficiente como para pedirle perdón. Si está consciente de sus sentimientos y cómo los está expresando, podrá enseñarle a sus hijos inteligencia emocional que a su vez se necesita para la autoconsciencia, la empatía, el enfoque y para tomar decisiones.
TENGA MUY CLAROS LOS VALORES FAMILIARES Y LO QUE QUIERE ENSEÑARLE A SUS HIJOS
Cuando tenemos claros nuestros valores somos capaces de tomar mejores decisiones en cuanto a las reglas que imponemos, la escuela, las rutinas y cómo les respondemos a nuestros hijos. La Primera Dama lo define como ser capaz de tener “un sentido propio muy claro”. Tenemos que saber lo que valoramos. En nuestro centro, cuando tenemos grupos familiares les pedimos a los padres que identifiquen los cuatro valores más importantes para ellos. Una vez identificados, les pedimos que examinen las reglas impuestas, las actividades y las escuelas que han escogido, y las respuestas que a diario dan a sus hijos y que se pregunten si les están enseñando y ejemplificando esos mismos valores a sus hijos. ¿Podrían sus hijos decirle a otra persona cuáles son los valores de su familia?. Tomar decisiones cuando tiene muy claros los valores familiares le ayudará a mantenerse firme cuando critiquen la manera en que cría a sus hijos y le ayudará a centrarse en los momentos difíciles y de miedo que experimentará mientras sus hijos crecen.
ENTIENDA E INFORMESE SOBRE EL DESARROLLO NORMATIVO
La mayoría de los padres exigen mucho o demasiado poco de sus niños o adolescentes en cuanto a las metas de desarrollo normativo se refiere. Algunas veces, lo que puede ser normativo en el desarrollo de un hijo, los padres pueden intepretarlo como un reto o una actitud irrespetuosa. Cuando los niños son pequeños tienen una abundancia de libros que explican cada una de estas metas del desarrollo, pero cuando tienen tres o cuatro años esa información suele ser limitada. Es importante buscar libros sobre el desarrollo del niño e información sobre lo que debemos esperar en cada etapa de su desarrolllo mientras viva en la casa. La próxima vez que visite la librería compre un libro sobre el desarrollo del niño en vez de uno sobre como criar a su hijo. Si usted entiende cómo se van desarrollando y cómo persiven el mundo en cada edad, usted podrá tomar mejores decisiones en cuanto a las reglas que impone, las rutinas y las actividades diarias.
Infórmese para que no “confunda a sus hijos” ni se sienta fracasada como madre. En cuanto a la crianza de sus hijos, siempre recuerde que es una oportunidad diaria para guíar, enseñar y amar a un ciudadano del mundo. Nuestra Primera Dama ha hecho un trabajo monumental añadiendo a dos ciudadanas a nuestro mundo. ¡Ahora le toca a usted!.