Decir “Yo también” Te Puede Hacer Sentir Como Una Mejor Madre

Mi trabajo me ha dado la oportunidad de pasar tiempo con muchísimas madres. Lo que siempre descubro es que cuando las madres se llegan a conocer, escogen tener compasión unas con otras, se inspiran y se empoderan. Esta experiencia es lo contrario de lo que veo en nuestra sociedad donde la realidad es que, en cuanto a la crianza de nuestros hijos y a la maternidad, nos juzgamos constantemente.  El juicio se manifiesta en diferentes formas; libros, columnas periodísticas de consejos/blogs, estilos de disciplina yen el parque o en la escuela. La prensa lo llama “guerras maternas”.  Mi experiencia es que cuando escogemos sentir compasión por las otras madres y apoyarlas, todos nos beneficiamos del crecimiento y la vulnerabilidad de ser todos seres humanos. Cuando enunciamos, lo que yo creo que son las dos palabras más ponderosas, “yo también”, como madre, todo cambia y nos da claridad al momento.

2014-10-21 10.41.33.jpg

Brene Brown ha estudiado temas como la humillación, la culpabilidad y la vulnerabilidad y concluye que la humillación sólo se neutraliza con la vulnerabilidad. Sin embargo, para lidiar con la vulnerabilidad uno debe ser atrevido, debe participar afectivamente en la realidad ajena y debe sentir compasión por los otros. Según Brown, “la compasión no es una virtud- es un compromiso”. No es algo que poseemos o no, es algo que decidimos practicar.” (Brown, 2007) Como padres, muchas veces, no optamos por sentir la compasión por nosotros mismos ni por otros. Observamos, juzgamos y nos preguntamos por qué esa madre permite que su hijo haga ciertas cosas. Nos juzgamos cuando pensamos que estamos haciendo algo incorrecto, o cuando pensamos que estamos pasando o no suficiente tiempo con nuestros hijos o cuando no estamos ayudando lo suficiente con las tareas, o cuando estamos decidiendo si dejar al bebé dormir con nosotros o no, etc. Este tipo de pensamientos y juicios nos estancan en un callejón sin salida. Si escogiéramos el camino de la compasión tendríamos más espacio para respirar.

Juzgar a otros es una reacción automatica de nuestro cerebro cuando éste está tratando de entender nuestro mundo. Brown y la mayoría de los nuerólogos entienden que el cerebro suele hacer listas y mapas lógicos con respecto a las decisiones y experiencias que tenemos a diario. Se cree que el cerebro obtiene información para ayudarnos a aprender pero en realidad el cerebro obtiene la información para ayudarnos a mantenernos vivos. Imagínate lo que es ser un padre y tener que mantenerte a ti y a tus hijos vivos. Nuestros hijos nos mantienen sobre la marcha cuando se trata de hacer listas y hacerlas correctamente. La próxima vez que te des cuenta de que estás juzgando a otro padre, acuérdate que “yo estoy comparando mi lista con la lista de otro padre.” Tu cerebro te está recordando lo que sabes como padre hasta este momento. Date a ti y al otro padre otra oportunidad y toma un momento para decirle a tu cerebro “gracias por recordarme la manera en que yo he escogido hacer mis decisiones. Yo estoy segura que el cerebro de ese otro padre tiene otra lista diferente a la tuya y que tiene que ver con sus experiencias. Este es un paso que nos acerca más a sentir compasión por nosotros mismos y por los demás.

Gracias a las madres que comparten conmigo sus verdades y me recuerdan constantemente que la compasión y el empoderamiento me dan siempre la respuesta cuando se refiere a mí, a otros padres y a mis hijos. Paradójicamente este proceso es complejo y simple a la vez. Como todo lo que vale la pena en la vida, la compasión se debe practicar antes de poder dominarla. Los padres en mi centro me demuestran que el sentir compasión les ayuda a crecer. Mis hijos se benefician cuando yo lo hago parte de nuestra vida diaria. Espero que la mayoría de ustedes opten por la compasión y el empoderamiento al relacionarse con otros padres o con ustedes mismos. Estoy segura que la realidad de cada uno de ustedes mejorará.