Propósito: Ánimo o intención de hacer o de no hacer algo (DRAE)
A continuación les ofrecemos una corta lista de consejos que les ayudarán a ser mejores padres y a disfrutar cada uno de sus éxitos con las personas que más nos importan, nuestros hijos.
1- Comprende tu pasado y como éste afecta tu presente. Los estudiosos de la teoría del apego afirman que lo que mejor predice cómo van a desarrollar y a prosperar sus hijos, se basa en la capacidad que tengan los padres de comprender y dar sentido a sus propias vidas. Si los padres son capaces de comprender cómo el pasado les ha afectado sus vidas, los niños saldrán adelante sin ningún problema.
2- Deje de hacer comparaciones. Cuando intentamos entender nuestro mundo el cerebro responde automáticamente con una comparación. La mayoría de los neurólogos están de acuerdo en que el cerebro suele hacer listas y mapas lógicos con respecto a las decisiones y experiencias que tenemos a diario. Se cree que el cerebro obtiene información para ayudarnos a aprender pero en realidad el cerebro obtiene la información para ayudarnos a mantenernos vivos. Imagínate lo que es ser un padre y tener que mantenerte a ti y a tus hijos vivos. Nuestros hijos nos mantienen sobre la marcha cuando se trata de hacer listas y hacerlas correctamente. La próxima vez que te des cuenta de que te estás comparando a otro padre, acuérdate de que “yo estoy comparando mi lista con la lista de otro padre.” Tu cerebro te está recordando lo que ya sabes como padre hasta este momento. Date a ti y al otro padre otra oportunidad y toma un momento para decirle a tu cerebro “gracias por recordarme la manera en que yo he escogido hacer mis decisiones”. Yo estoy segura de que el cerebro de ese otro padre tiene otra lista diferente a la tuya y que tiene que ver con sus experiencias. Este es un paso que nos acerca más a sentir compasión por nosotros mismos y por los demás.
3- Pide perdón. El mayor regalo que le puedes dar a tu hijo es ser tú mismo un ejemplo de cómo lidiar con las “emociones negativas”. La próxima vez que le hables en voz alta a tu hijo o que reacciones en una manera de la cual ni tú ni tu hijo se sientan orgullosos, pídele perdón. Al pedir perdón estás matando dos pájaros de un tiro. Primero, estás sirviendo de ejemplo de cómo pedirle perdón a otra persona cuando has hecho algo incorrecto. Segundo, tu hijo siente y comprende que tú lo quieres y lo respetas lo suficiente como para pedirle perdón por tu comportamiento. Además, este ejemplo les enseña empatía y compasión que son elementos básicos para tener relaciones exitosas.
4- Explica las reglas y mantenlas concisas y claras. Con frecuencia los padres hablan demasiado o de una manera muy complicada. Esto puede resultar en que los niños malinterpreten la información o que no se comporten debidamente en vez de pedir que se les aclare el mensaje. Es importante hablarle al niño, sin rodeos, sobre su comportamiento. Dale una alternativa positiva siempre y cuando sea posible u ofrécele una forma positiva de alcanzar el comportamiento deseado. Descríbele y háblale al niño sobre los sentimientos que puede provocar su comportamiento. Marca claramente y de una manera comprensible para el niño los límites y si necesitas imponer alguna consecuencia, hazlo en el momento y no días más tarde. No hagas preguntas que se contesten con un Sí o un No, especialmente a los menores de siete años. Si le preguntas a un pequeño, “puedes guardar tus juguetes?”, te puede contestar fácilmente, “no”. En este caso el niño no te está faltando el respeto a propósito, sólo está respondiendo a tu pregunta. Intenta decirle, “es hora de recoger los juguetes”, y verás cómo funciona.
5- Siempre que puedas, mantén una rutina. Los niños comprenden el concepto del tiempo y se sienten seguros cuando saben o pueden predecir lo que va a suceder. Sigue una rutina la mayor parte del tiempo y verás cómo disminuyen los problemas de comportamiento.